Cuento de la colibrí

EL CUENTO DE LA COLIBRÍ

La colibrí es una pajarita originaria de la Abya Yala, nombre que le dieron los indígenas Kuna a América, y se encuentra presente en imágenes, mitos, leyendas y narraciones orales de muchos pueblos, desde el Río Bravo hasta Ushuaia. 

El compañero camarada subcomandante Marcos nos enseñó una historia sobre una colibrí. Es una historia que reescribimos o, sea mejor decir, nos plagiamos, como casi todo. 

El bosque se incendia. Los animalitos corren desesperados para escapar de las llamas, pero una colibrí vuela en sentido contrario. Un venado se detiene y le pregunta: “¿Qué haces? Vas hacia las llamas”. 

Y la colibrí le responde: “Sí, allá hay un lago”. 

Entonces, el venado incrédulo afirma: “Tú no podrás apagar el incendio: tu pico es muy chico y no podrá llevar suficiente agua”. 

A lo que la colibrí declara: “Es cierto. Sólo una gota puedo llevar en mi pico, pero yo estoy haciendo lo mío”. 

Cuando volamos con una gota en nuestros picos a veces regamos el agua y, otras, nos estrellamos. Planear en el aire no es nuestra mayor cualidad. Hemos perdido un par de plumas, un par de amores y la otra vez alguna de nosotras se raspó una patica. No sabemos bien cómo logramos levantarnos de nuevo, abrir las alas una vez más, recibiendo el sol en el rostro y la luna en el vientre. Sin embargo, nuestro bosque se incendia. Se incendia porque le han prendido fuego en un intento por acabar con toda posibilidad de vida, de creer, de respirar, de jugar, de placer. 

“No nacimos para sobrevivir”, nos dijo al oído Audre Lorde, la poeta negra. 

Lo nuestro es la vida, tan sencillo como eso, no la sobrevivencia: el vivir sobre la vida. ¿En qué momento empezamos a luchar por nuestra vida cuando la vida damos? Y, claro, aparecen corajudas que, gota a gota, llevan agua en sus picos. No es sencillo, es doloroso y nada está garantizado, pero es hora de alzarnos como manada, coalición de figuras de circo y reaprender a luchar.